Otro factor que acentuó su independencia fue su motivación espiritual, católica, y la temática de su obra.
Estas características se combinan en su ópera estrenada en París, Saint François d'Assise (1975-1983), en donde une el canto de los pájaros y la vida austera del santo con diversas técnicas musicales en una de las obras más importantes del siglo XX.
La muerte le sorprendió mientras trabajaba en la orquestación del Concert à quatre, para flauta, oboe, violoncelo, piano y orquesta, culminado por su viuda, la pianista Yvonne Loriod.
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